Post invitado: ¡Esos brutos «islanduchos»!


Por KRISTINN R. ÓLAFSSON

«Se niegan a ser atendidos por extranjeros», rezaba hoy un titular de primera plana en el Fréttablaðið que informaba del malestar de una dependienta austríaca de la panadería Sandholtsbakarí, de Reikiavik, por la grosería de algunos de sus clientes islandeses que salían del local porque ella no hablaba islandés. ¡Esos brutos «islanduchos» son incluso tan groseros y palurdos que simplemente se largan de la tienda sin pan, en lugar de dignarse hablar inglés! ¡Habrase visto! Pero ¿qué pasa con la grosería del empleador, no la de la chica en sí, de utilizar para despachar a personas a las que no cree, en absoluto, necesario enseñar ni media palabra de islandés antes de ponerlas detrás del mostrador, de modo que esa gente no tiene más remedio que dirigirse al cliente en inglés? El cronista que aquí habla sufrió precisamente tamaña cosa en sus propias carnes hace unos cuantos días en Reikiavik…

No debería representar un gran problema enseñar a cualquier extranjero de intelegencia más o menos aceptable las pocas palabras que necesita para poder dar servicio a un islandés en islandés. No es que necesite saber de memoria diccionarios enteros, ni las sagas islandesas de pe a pa, para poder, pongamos por caso, venderte un mísero pan de centeno o un brick de leche.

Martina Barandum se llama la dependienta en cuestión, la que se queja de la grosería islandesa al Fréttablaðið que la presenta como universitaria de Austria…: ¡a lo mejor es de Viena!.., por lo que los propietarios de susodicha panadería Sandholt, podrían, por ejemplo, empezar por enseñarle la palabra «pan vienés» y, a la vez, enseñarle, un pan vienés, dos panes vieneses, tres panes vieneses…, es decir, enseñarle a contar un poco en islandés. No le debería resultar muy difícil a la universitaria…, y luego podrían seguir con palabras como pan francés, pan de centeno, pan integral, etc. Ni siquiera tendría la austríaca que aprender a pronunciarlas; bastaría con que las entiendiese.

Dejadme que me luzca un poco con el alemán que aprendí tiempo atrás, en el instituto, hace casi 40 años: ein bischen Isländisch zu lernen um Brot zu verkaufen (aprender un poco de islandés para vender pan). Si yo me sé esto y lo recuerdo todavía, creo, yo cuya estancia más prolongada en Alemania ha sido, ni más ni menos, de tres días, en Berlín, esta primavera pasada, durante la cual me divertí mucho desempolvando unas cuantas frasecillas en alemán aprendidas hace décadas, y soltándolas a los empleados del hotel o los camareros de los restaurantes, con resultados más o menos satisfactorios… Si un pajarraco como yo puede apañarse, a la austríaca universitaria no le debería resultar un trabajo ímprobo aprenderse unos cuantos términos panaderos islandeses; es decir, si a los dueños de la panadería Sandholt les da la gana enseñárselos. Y lo mismo vale para todos los extranjeros: si a los islandeses les da la gana enseñarles, no debería representar un problema demasiado grande –en lugar de recurrir a ese inglés ártico que parlotean.

El pasado agosto fui con mi hija a cierto restaurante de Reikiavik para tomarnos un tentempié a mediodía. Todas las camareras eran extranjeras. Pero el que viste y calza sólo utilizó el islandés, y todo fue como la seda. Me entendían a mí. Yo las entendía a ellas. Pero por la puerta se asomó una islandesa de mediana edad, aparentemente una perteneciente a la «intelecutalidad reikiavikense», al menos traía consigo un ordenador portátil que colocó sobre su mesa, abrió, encendió y con el que empezó a escribir algo, me pareció ver de soslayo. Noté que usó el inglés para comunicarse con la camarera con la que yo acababa de hablar en islandés. Cuando fui a pagar, me acerqué a la caja. La cajera era una jovencita rubia que, tras teclear la cantidad correspondiente, se dirigió, ciertamente, a mí en inglés, diciendo: Three thousand sixhundred and fifty…, a lo que contesté en islandés, pronunciando con remarcada claridad e, incluso, con acento norteño para facilitar las cosas: «sí…: þrjú þúsund sexhundruð og fimmtíu«. Y se le iluminó la cara a la muchacha mientras repetía en islandés lo que yo acaba de decir… Quedé convencido de que era el primer islanducho que se había molestado en intentar enseñarle algo.

Cuando salimos a la calle, le dije a mi hija hispano-islandesa, bilingüe, alzando la voz para que la intelctualoide islandesa me oyera y tomara nota: «¡A esos malditos islandeses no les da la real gana enseñarles a los extranjeros ni una puta palabra de islandés…».

Pieza emitida en la crónica semanal «Spánarspjall» el martes, 25 de septiembre, en el programa «Síðdegisútvarpið» de la Radio Nacional de Islandia. Traducción: Kristinn R. Ólafsson.

~ por Alda Ólafsson en 28 septiembre, 2007.

10 respuestas to “Post invitado: ¡Esos brutos «islanduchos»!”

  1. Totalmente de acuerdo en que el problema cae, sobre todo, en los empleadores, que lo único que demuestran es que no les importan nada sus clientes y lo único que quieren es ahorrarse unas coronas contratando a alguien extranjero sin enseñarle lo básico para el desempeño de su trabajo.
    Con todo, también pienso que el empleado debería mostrar algo de interés en aprender esos términos relacionados con su función. Yo, que estoy trabajando en correos, he aprendido bastantes términos y frases referentes a mi trabajo y a más cosas. Aunque no quieras, los aprendes aunque sólo sea porque los compañeros hablan en islandés entre ellos. No es tan difícil. Y pienso que alguien que trabaje de cara al público debería poner algo de su parte para intentar adaptarse a su situación.
    Además, por mi experiencia, he notado cómo los islandeses se muestran agradecidos y encantados de que un extranjero aprenda islandés e intente utilizar lo poco o mucho que sabe, lo cual, debería ser una motivación añadida a la hora de aprenderlo.
    En resumen, no vendría mal un poco de iniciativa por las dos partes, contratado y contratante, porque para aprender, primero hace falta querer aprender, y segundo, alguien que enseñe.
    Un saludo.

  2. Yo, desde la objetividad que da la lejania (aunque he sufrido aqui en Sur de Gran Canaria que muchos dependientes tambien sean emigrantes y no hablen ni papa de castellano…), pienso que la solución es a la vez tan simple como compleja. Seguramente si mas gente hicieran como en esa panaderia y al no poder expresarse en islandés, sin pedir que el dependiente tenga un manejo intenso del idioma, saliera del comercio sin realizar gasto probablemente los comerciantes empezarían a plantearse el enseñarles a sus empleados (emigrantes obligados por la gran demanda de empleo que existe en el pais según tengo entendido) un islandés minimo para el trabajo que realicen. Esto junto con la ayuda de los autoctonos y un poco de paciencia quizas seria la solucion al problema. Pero lo dicho, que aunque parezca sencillo puede resultar muy complejo mientras el propio pueblo islandés no le de importancia y siga sin importarle el expresarse en islandes….

  3. Curioso, no me puedo ni imaginar la reacción que podría provocar en España que alguien echara la culpa de un problema parecido a sus propios habitantes.

  4. Con un paro friccional (de solo el 1-2%) es practicamente imposible cubrir todos los puestos de trabajo con mano de obra tradicional, y no, no se necesitan solo 4 palabras ni en islandés ni en español para atender a alguien en un bar o en un negocio, de entrada porque lo más complicado es entender al otro y el islandés no parece un idioma pecisamente sencillo.
    Se trata de un tema complicadisimo y sería interesante que se promocionara el esfuerzo para aprender la lengua local pero para nada hay soluciones fáciles.

  5. Oria: completamente de acuerdo, en España saltarían chispas con este tema. La verdad es que me resultaba raro que esto no tuviese apenas presencia en los medios en Islandia, pues esta situación no es nueva.

    Jordi: Si te sale un imprevisto en el puesto de trabajo claro que no vas a poder hacerlo con el islandés de supervivencia y quizá tengas que llamar al supervisor o a otro trabajador. Pero los islandeses no se quejan de esto, se quejan de que en una conversación mínima donde a menudo dirige la persona tras el mostrador (es quien te pregunta el número de bolsas de plástico que has cogido o quien te dice «¿qué desea?») tampoco se haga en islandés. Las respuestas ahí son cerradas, por ejemplo, «dos bolsas» en un supermercado o «pan integral» en una panadería. Por muy fácil o muy difícil que sea el islandés, creo que algo así es más que asequible y te aseguro que una buena parte de los extranjeros en Islandia habla bastante más que esto (algunos a niveles realmente buenos). En mi opinión lo difícil más que hablar islandés y entenderlo es hablar buen islandés.

  6. El problema idiomático al atender al público no està en las palabras que uno deba o no aprender puesto que es cierto que eso puede resolverse aprendiendo unos cuantos términos, el problema está en entender lo que te están diciendo si uno no tiene el oído acostumbrado, la prueba de ello y de que eso no es tan fácil es que en Londres cuando un extranjero no domina el idioma con un nivel al menos medio pues simplemente no atiende a nadie en un restaurante y està en tareas de limpieza o cocina.
    Otra cosa es que los extranjeros deban esforzarse en aprender la lengua local (que deberían) y que las autoridades y empresarios han de intentar que sus trabajadores se formen en la cultura del país.
    El peligro de todo esto es que, como siempre, algunos radicales inicien una campaña contra los extranjeros (algo que solo es cuestión de tiempo que ocurra) puesto que aunque Islandia tiene una baja tasa de inmigrantes es un país muy pequeño y una moderada venida de estos puede dispararla.

  7. Vivo en Reykjavik 9 meses he venido porque mi novio es islandes. Aprender islandes no es facil ya que declinan las palabras de 4 formas diferentes en plural y singular. Ademas los islandeses no te ayudan ya que ellos son muy racistas y nos quieren ver aqui. En Londres aprendi ingles en la escuela sin pagar, aqui la escuela tienes que pagarla y para ello tienes que trabajar, muchas horas y fuerte porque los islandeses no hacen nada de nada, asique todo el trabajo lo haces tu.Ahora intento en el restaurante coger las ordenes en islandes y cuando se dan cuenta que soy extranjera me miran muy mal, de forma despectiva etc.. si nunca has vivido fuera de tu pais, es mejor que no comenteis. Es muy duro vivir en otro pais con otro idioma

  8. los islandeces son cobardes como todos los scandinavos, y vagos

  9. ¿En qué te basas, Alland? Por cierto, los islandeses no son escandinavos!

  10. […] someterse a un examen de islandés. Habrá dos pruebas al año que servirán para demostrar que el inmigrante sabe leer y escribir textos cortos, entender lo básico en una conversación, y en definitiva, poder […]

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