Un berserker en el escenario


Una cosa menos que hacer en la vida: he visto a Sigur Rós en directo. Fue el viernes en Madrid, durante el Dcode fest, y debo reconocer que no me esperaba que el chorro de voz de Jónsi sonase aún mejor en el escenario. Su potente y especial registro (que algún crítico musical ha descrito como «gemido de ballena hipnotizada») irrumpe en el alma mucho antes de hacerlo en los oídos.

Pero antes de ponerme poética, dejadme que empiece desde el principio. 23.20 horas del viernes 14 de septiembre. Los reunidos en el complejo de Cantarranas nos disponíamos a comprobar qué era lo que los islandeses venían a ofrecer. El escenario aún no se había iluminado, pero los primeros acordes de Lagið í gær, con una puntualidad británica, comenzaron a surgir de la oscuridad. Ya estaban allí, rodeados de sus músicos y de una decena de bombillas colocadas estratégicamente para iluminar las 15.000 almas que estábamos pendientes de ser conmovidas. Miré un momento a la primera fila del público: ojos como platos, manos agarradas con firmeza a la valla, y silencio, mucho silencio, porque estaba claro que los aplausos, los gritos, romperían la armonía de un inicio que prometía ser potente, como la bella voz de castrato de Jónsi, que ya había surgido de la nada casi sin darse uno cuenta. Y allí estaba el vocalista, con su habitual pose y los ojos cerrados, tocando su guitarra como si fuera un violín. «¡Jónsi, te quiero!», gritó una chica desde el público. El comienzo del concierto no podía haber sido mejor.

A este tema le siguieron unos cuantos perfectamente escogidos para deleitar y emocionar al público. Era la gira de presentación de Valtari, pero no faltaron algunas de sus grandes composiciones como Vaka, Sæglópur, Svefn-G-Englar o Hoppípolla. Puede parecer, para los que no están acostumbrados a su música, que los inicios de sus canciones son somnolientos, tranquilos, pero lo cierto es que a medida que escuchas uno de sus temas, la belleza de sus instrumentos, la sonoridad de la voz, va en aumento hasta explotar con una fuerza inesperada.

Jónsi es el vivo ejemplo de esa paz que se convierte en fuerza y agresividad. No hay más que ver su actitud subido a un escenario. Él mismo lo ha confesado en alguna entrevista: cierra los ojos y se evade como si estuviera solo, flotando, como si no estuviera cantando ante miles de personas. Parece mentira que un cuerpo tan endeble en apariencia esconda a un auténtico berserker. No se me ocurre mejor definición que esta para el trance en el que parece estar sumido cuando canta. En esos momentos es capaz de todo, parece insensible al dolor y su voz surge con la misma furia con la que luchaban los guerreros vikingos. El resto no podemos hacer otra cosa que dejarnos llevar también por esa fuerza desgarradora, que además es mágica en canciones como Popplagið, de su álbum Inni, la escogida para acabar el concierto. No hubo bises. Y no hizo falta. En la memoria llevo grabado haberles visto tirar al suelo sus instrumentos con un arrebato antes de hacer una reverencia y salir del escenario.

Lee la crítica de Fernando Neira en El País.

Sigur Rós en el Dcode Fest

~ por Alda Ólafsson en 16 septiembre, 2012.

4 respuestas to “Un berserker en el escenario”

  1. ¡Vaya! Qué envidia. Ojalá pudiera yo ir a verlos. Son increíbles; si ya al escuchar sus discos te quedas como en estado de trance… en persona debe de ser… ¡buah! Así que te entiendo un poquito.
    ¡Un saludo!

  2. Creo que tu crítica del concierto no se ajusta a la realidad en cuanto al público, muy mal educado, hablando entre ellos y sin hacer ni caso a Sigur Ros, típico público ibérico que va a festivales para decir simplemente que han ido. Por lo demás estoy de acuerdo con tus observaciones sobre el grupo, el chorro de voz de Jonsi y la intensidad en sus actuaciones, al ser la primera vez que los ves en directo esa sensación es aún mayor, cuando los veas más veces la intensidad baja algo pero sigue siendo un espectáculo.

  3. Hola Jose. Gracias por tu comentario. Puede ser que el público no estuviera todo atento, pero al menos la primera fila sí se mostró entusiasmada. Luego leí en la prensa que una chica se había desnudado y todo de la emoción!! Un saludo!

  4. Hola de nuevo Alda, no solo lo digo yo sino que incluso ha salido publicado y me parece una práctica cada vez más extendida en España, sin embargo este verano estuvo en el Sziget de Budapest y el ambiente era radicalmente distinto, una pena. Te dejo el enlace para que lo leas. http://musikorner.com/2012/09/19/reivindicando-la-buena-educacion-en-los-conciertos/

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