De Taipei… a Akureyri


Tras unos días al otro lado del mundo, he vuelto con fuerza para seguir contando cosas sobre esa isla «perdida» en el norte del Atlántico, tan cercana para mí. Hoy he decidido dedicarle un espacio a la ciudad norteña de Akureyri, un centro industrial importante para el norte del país, pero también una de las urbes más grandes de Islandia y un núcleo de cultura y turismo que no tiene nada que envidiarle a la capital.

Recuerdo, cuando estuve allí hace unos años, cómo esta ciudad me sorprendió gratamente. Es una localidad llena de naturaleza, situada en el lado oeste del fiordo Eyjafjörður, a las orillas del río Glerá y rodeada de montañas. De Akureyri proceden algunos de los escritores más apreciados de Islandia y es centro de acogida de artistas y autores, especialmente durante la celebración de su Festival de Arte, que tiene lugar todos los años en verano, desde mediados de junio hasta finales de agosto.

En el Museo Folk de la ciudad, los visitantes pueden acercarse a su historia, partiendo del asentamiento en el siglo IX de Helgi Magri, el «Flacucho». También merece la pena visitar el Teatro de Akureyri, la única sala profesional fuera de la región de Reykjavík. Hay que destacar también el bosque de Kjarnarskógur, a las afueras, y su precioso jardín botánico.

La ciudad, al estar situada al norte, es una de las más frías de la isla, pero ello la convierte también en un lugar idóneo para practicar el esquí y el patinaje sobre hielo. Cuenta con el campo de golf de 18 hoyos más septentrional del mundo y su piscina, además, es una de las más famosas del país, con toboganes de agua y pozos calientes.

Para pozos calientes los que hay a las afueras de Taipei, la capital de Taiwán y la ciudad que me ha acogido durante los últimos seis días. Algunos de ellos llegan a alcanzar los 80º C y su calor procede, como en Islandia, de las entrañas de la tierra, ya que parte de la isla, separada de la China continental por el estrecho de Taiwán, es volcánica.

Ciudad de brumas constantes en otoño y calores sofocantes debido a su alto grado de humedad, Taipei sorprende por su parecido a grandes núcleos urbanos de Occidente como Nueva York, aunque con un menor número de rascacielos y una arquitectura menos impactante. Sus habitantes son encantadores, aprecian todo lo occidental y ofrecen siempre sus mejores sonrisas y total disposición hacia el que viene de fuera. Sus «Night Markets», calles llenas de comercios divididas por categorías, son vibrantes centros de negocio, que, al igual que la exquisita comida, no dejan indiferente a nadie. Aquí os incluyo algunas de las fotos que he hecho allí…

El rascacielos Taipei 101, con 502 m, es uno de los más altos del mundo y puede verse desde cualquier punto de la ciudad.

~ por Alda Ólafsson en 15 octubre, 2007.

3 respuestas to “De Taipei… a Akureyri”

  1. ¡Hola Alda!
    Descubrí tu blog, no sé si te acordarás pero fuimos juntas a clase en Periodismo. Yo ahora casualmente estoy en Taipei. El año pasado estuve de vacaciones en Islandia y me encantó, ¡es una maravilla de país!, con una naturaleza impresionante.
    Me gustaría concederte el premio Liebster Blog, una iniciativa simbólica entre bloggers.
    http://vivirentaipei.blogspot.tw/2012/07/premio-liebster-blog-ganadores.html

    Un abrazo

  2. ¡Hola Laura! Muchas gracias por tu comentario y por pensar en mí para esta iniciativa. Me acuerdo de ti en la facultad. ¿Qué estás haciendo en Taipei? A mí me impactó mucho la ciudad y ese viaje. Un abrazo

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